15 de abril de 2012

UNA CAMARERA "INSUMERGIBLE"

Se salvó de tres hundimientos.

La historia de Violeta Constanza Jessop es increíble. Se trata de una argentina que sobrevivió ni más ni menos que a tres hundimientos de grandes embarcaciones, entre ellos, el del Titanic en 1912. ¿Suerte o yeta?

La misma trágica jornada en que el Titanic se llevó su mote de “insumergible” al fondo del mar, una argentina, camarera a bordo, comenzó a sospechar que gozaba de una suerte o un destino a prueba de naufragios.

Violeta Constanza Jessop había nacido el 1 de octubre de 1887 en Buenos Aires, hija de una familia numerosa de inmigrantes irlandeses, y era una de las 23 mujeres entre los casi 900 tripulantes del lujoso barco de pasajeros.

En 1911, había sobrevivido al choque del Olimpic, hermano del Titanic, con un crucero. El 15 de abril de 1912, fue una de las 705 personas rescatadas, y en 1916, se salvó del hundimiento del Britannic, otro mellizo del transatlántico, usado como hospital en la Primera Guerra Mundial, en el que revistaba como enfermera.

El Titanic
En el Titanic, Jessop, entonces de 24 años y asistente de la primera clase, recibió la orden de subir a cubierta cuando la emergencia se declaró tras el choque con el témpano, según relató ella misma a los diarios de la época.

Su función consistía en mostrar a los pasajeros cómo subir a los botes salvavidas de la mejor manera para evitar los riesgos. Luego atestiguaría que estaba con otras camareras, “mirando a las mujeres que abrazaban a sus esposos antes de ingresar en los botes con sus hijos”.

Pero a último momento, un oficial le ordenó subirse a uno de los botes y le puso un bulto en el regazo. Era un bebé cuya madre había desaparecido en el caos de la evacuación.

Ella se quedó sentada en la precaria embarcación durante las siguientes horas, tratando de abrigar al bebé entre sus brazos y su chaleco salvavidas de corcho, mientras a su alrededor la tragedia se desplegaba en toda su magnitud.

Finalmente, siempre con el bebé en sus brazos, fue rescatada por el Carpathia, a bordo del cual una mujer se acercó, en tal estado de conmoción, que la arrancó la criatura sin siquiera darle las gracias, y se alejó corriendo.

“Yo tenía mucho frío y estaba demasiado aturdida para pensar en lo extraño de aquel episodio”, diría más tarde. 

Jessop pasó en total 42 años en servicio en alta mar hasta que se retiró en 1950 y se estableció en Suffolk, Inglaterra, donde murió el 5 de mayo de 1971, a los 83 años, de una falla cardíaca.


Extraído do sítio do Diario Crónica

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